El ácido hialurónico es un componente natural presente en la mayoría de los tejidos de nuestro organismo. Su principal función es retener agua, proporcionando hidratación y elasticidad. Se trata de un polisacárido que se encuentra de manera abundante en la piel, las articulaciones y los cartílagos, donde cumple diversas funciones esenciales:
El ácido hialurónico utilizado en tratamientos médicos y estéticos es de origen sintético y no proviene de fuentes animales, lo que minimiza el riesgo de reacciones alérgicas.
Gracias a su capacidad de atraer y retener agua, el ácido hialurónico ayuda a restaurar el volumen facial, suavizar arrugas y líneas de expresión, y revitalizar la piel. Su aplicación mejora la apariencia general del rostro, otorgándole un aspecto rejuvenecido y saludable.
Existen dos tipos principales de ácido hialurónico según su estructura molecular:
El ácido hialurónico es un tratamiento seguro, pero, como cualquier procedimiento, puede presentar efectos secundarios:
La duración del ácido hialurónico depende de su nivel de reticulación. En términos generales, los productos más densos pueden durar entre 8 y 18 meses, dependiendo del metabolismo de cada persona y de la zona tratada.
Sí, una de las principales ventajas del ácido hialurónico es que su efecto no es permanente. En caso de insatisfacción o de alguna complicación, puede disolverse fácilmente mediante la aplicación de hialuronidasa.
Este tratamiento es versátil y puede utilizarse en distintas áreas, como:
Con una correcta aplicación, el ácido hialurónico permite mejorar la armonía facial, logrando resultados naturales y personalizados.
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